Los Juegos del Hambre - I

Los juegos del hambre by Suzanne Collins
My rating: 4 of 5 stars

Soy amante de la literatura clásica así que, haberme emocionado tanto con una trilogía juvenil y comercial fue algo muy inesperado. Pero más inesperado es que HOY, al reencontrarme con ella varios años después, me haya otorgado otra vez la fascinación que recordaba e incluso un sabor y emoción aún mejores, junto a matices y profundidad que ayer no le reconocí.

Aun siendo catalogada como novela juvenil, con una narrativa muy sencilla y protagonistas muy jóvenes, su premisa político-social de base NO carece de madurez; aún si el público objetivo es atrapado por la acción de las arenas espectaculares e infernales, más la propuesta comercial pensada para convertirse en franquicia, la forma en que los conflictos bélicos y humanos son planteados no me parecen superficiales, ni clichés ni de mal gusto (defectos que han hecho que me aleje de muchas novelas juveniles). Aun si no se considera literatura (técnicamente hablando), consigue un buen concepto distópico, la construcción de una dictadura ambiciosa en un mundo post guerra dividido en marcados estratos socioeconómicos es totalmente plausible (a diferencia de por ejemplo ‘Divergente’, cuya construcción del mundo entretiene, pero no ayuda a conectar por lo inverosímil de su planteamiento). Finalmente, y aun con esa narrativa tan sencilla, la autora logra suficiente complejidad para generar emociones de manera poderosa, incluso a lectores acostumbrados a niveles superiores de literatura.

Habrá desacuerdos estoy segura, pero veo Los Juegos del Hambre como algo más que una historia de juegos a muerte con un triángulo amoroso. Es el inicio del libro I y sin darnos cuenta ya sentimos miedo, incertidumbre, la escena de ‘la cosecha’ nos duele como si conociéramos a los personajes de años, y nos trae un clímax que pocos libros pueden generar en sus primeras líneas. Luego Jennifer Lawrence lo interpreta y te deja sin respiración, mientras escuchas la banda sonora, sin saber que lo hará una y otra vez…, cuando descubre el alma de Peeta, cuando entierra a Rue o cuando su dolor hace nacer en ella la semilla del Sinsajo.
Me agrada la dualidad del juego interno y externo que puede hacer sucumbir a sociedades iletradas e hipócritas, pero más aún la construcción de personajes, tampoco nada simple, en donde lejos de burdas y comerciales connotaciones sexuales, o trillada confusión romántica, descubrimos junto con Katniss, aquellas importantes cualidades en Peeta, que delinean una historia compleja y llevarán al personaje protagónico a encontrar su verdadera esencia.

Habría mucho más para decir, pero hoy solo quise hacer un alto e inmortalizar el por qué, dentro de esta cuenta casi monopolizada por los clásicos, ‘Los Juegos del Hambre’ tendrá siempre un espacio especial.

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